Enfermedad de Crohn
Cuando el intestino delgado está inflamado como suele ocurrir con la enfermedad de Crohn, el intestino es menos capaz de digerir y absorber completamente los nutrientes de los alimentos. Dichos nutrientes, así como las sales biliares no absorbidas, pueden escaparse al intestino grueso en distintos grados, dependiendo de la extensión de la lesión del intestino delgado por la inflamación.
Esta es una de las razones por las que las personas con la enfermedad de Crohn se desnutren, además de no tener mucho apetito. Además, los alimentos incompletamente digeridos que viajan a través del intestino grueso interfieren en la conservación del agua, incluso si el propio colon no está dañado. Por lo tanto, cuando la enfermedad de Crohn afecta al intestino delgado, puede provocar diarrea además de desnutrición. Si el intestino grueso también está inflamado, la diarrea puede ser aún más extrema.
Las personas con enfermedad de Crohn cuyo intestino delgado está afectado, son propensas a la desnutrición debido a la pérdida de apetito, la mala digestión y la mala absorción, y al hecho de que una enfermedad crónica como la de Crohn tiende a aumentar las necesidades calóricas del organismo debido a la energía que éste consume durante un brote.
Una buena nutrición es una de las formas en que el cuerpo se restablece y se cura a sí mismo. Por lo tanto, hay que hacer todo lo posible para evitar la desnutrición. Las proteínas son un elemento nutricional clave en el proceso de recuperación. Consuma proteínas saludables como cortes magros de pollo y pescado. Una deficiencia de proteínas puede provocar fatiga, resistencia a la insulina y pérdida de masa muscular.
La carencia de hierro es bastante común en las personas con colitis ulcerosa y colitis de Crohn y menos común en las que padecen la enfermedad del intestino delgado. Es el resultado de la pérdida de sangre tras la inflamación y ulceración del colon.
Pruebe a asociar los alimentos ricos en hierro, como las aves de corral, los alimentos de soja y algunos alimentos fortificados, como los cereales integrales, con frutas y verduras ricas en vitamina C, como las patatas, el brécol, la coliflor, las coles de Bruselas, los pimientos rojos y verdes y la col. Esta asociación de alimentos mejora la tasa de absorción del hierro, y la vitamina C da un impulso al sistema inmunitario.
Restrinja el consumo de ciertos alimentos ricos en fibra, como los frutos secos, las semillas y el maíz. Los alimentos ricos en fibra también provocan contracciones una vez que entran en el intestino grueso y pueden causar calambres como resultado.
También pueden provocar diarrea, ya que no son digeridos completamente por el intestino delgado. A veces es necesario seguir una dieta baja en fibra para minimizar el dolor abdominal y los síntomas de los calambres.
También puede ser necesario complementar su dieta con suplementos nutricionales para asegurarse de que su cuerpo recibe la cantidad adecuada de vitaminas y minerales necesarios.
